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Plan de ahorro individual y sistemático

Una alternativa al plan de jubilación: el plan de ahorro individual y sistemático.

Los Planes Individuales de Ahorro Sistemático, conocidos popularmente como PIAS, se han convertido en una de las formas de ahorro que más ha crecido en los últimos años. Rentabilidad, beneficios fiscales y su sencilla liquidez.

Los límites de los planes de ahorro individuales sólo están en las aportaciones, un máximo de 8.000 euros al año y un máximo de 240.000 en la totalidad del plan.

El objetivo de un plan de ahorro individual es fomentar un ahorro sistemático que en el futuro complemente la pensión pública de jubilación. Están destinados a cualquier ahorrador aunque el perfil medio sería el de una persona que inicia sus aportaciones entre los 40 o los 50 años. A pesar de ello, cada vez hay más clientes que ingresan sus cuotas a edades más jóvenes.

Su rendimiento puede oscilar entre un 3,00% y un 5,00% TAE, según han informado fuentes del sector. Los hay conservadores, con una rentabilidad fija, y otros con más variables.

Beneficios fiscales, liquidez y seguridad

Por tratarse de un plan de ahorro a largo plazo, los PIAS cuentan con un tratamiento fiscal muy favorable. Para quedar exento de tributación, han de transcurrir más de 10 años desde la primera aportación al plan y esta se ha de cobrar como una prestación de renta vitalicia. Por eso, si bien se puede disponer del dinero invertido en un PIAS de forma total o parcial antes de tiempo, éste perderá todas las ventajas y se le gravará un IRPF del 21% hasta los 6.000 euros, un 25% hasta los 24.000 y un 27% para cantidades superiores a 24.000 euros.

Entre planes de pensiones y seguros de ahorro, el resultado está claro, numerosos ahorradores no quieren productos a largo plazo sin liquidez, los seguros de ahorro están haciendo valer sus ventajas. El líder de este equipo tiene un nombre concreto: el PIAS (Planes Individuales de Ahorro Sistemático).

La rigidez e iliquidez de los planes de pensiones choca con la flexibilidad y liquidez de estos productos que están registrando muy buenos resultados en los últimos años. Sólo en 2011, el volumen de dinero gestionado en PIAS creció un 24,5%, hasta superar los 2.596 millones de euros. Los planes de pensiones del sistema individual, sin embargo, redujeron su patrimonio un 2,8% el pasado año, hasta los 51.089 millones de euros.

Echando un vistazo más atrás, la historia deja patente que los PIAS han llegado para quedarse y hacer sombra a los planes. Estos productos comenzaron a comercializarse en 2007, al amparo de la reforma fiscal que entró en vigor en ese ejercicio y que les dio vida. Desde entonces han captado los citados 2.596 millones de euros, precisamente una cantidad muy similar a la que han perdido los planes de pensiones. Estos últimos gestionaban 54.219 millones de euros en 2007. A cierre de 2011, su patrimonio se ha reducido en 3.130 millones de euros, lo que supone un retroceso del 5,77%.

Un trío de virtudes (liquidez, garantías y fiscalidad) es el culpable del imparable ascenso de los PIAS. Una de las características más valoradas de los PIAS es su liquidez. Este producto puede rescatarse en cualquier momento, de forma parcial y total.
Las garantías que ofrecen los PIAS son otra de sus bondades más valoradas. La gran mayoría de estos productos garantizan la recuperación del capital invertido más un interés mínimo. Interés técnico fijo de en torno al 2% anual.

Los PIAS conservadores son los más numerosos. Pero la flexibilidad del producto hace posible localizar ofertas con un poco más de riesgo. En los últimos años, se han extendido los seguros que invierten en renta variable o fondos de inversión, lo que ha ampliado el abanico de opciones de los particulares.

La fiscalidad de los PIAS es otro factor que justifica su fuerte crecimiento. Esto es así ya que «las ganancias están exentas de tributación, siempre que se haya mantenido la inversión durante un plazo de, al menos, diez años y se rescate en forma de renta vitalicia»,. Por su parte, la renta periódica obtenida tributa en el IRPF como una pensión vitalicia inmediata, con lo que también disfruta de significativas reducciones fiscales, en función de la edad del cliente en el momento de contratar dicha pensión. Por ejemplo, los mayores de 70 años tributan sólo por el 8% de las ganancias obtenidas. Los mayores que cuenten entre 66 y 69 años de edad, tributarán por el 20%… «La ventaja fiscal de los PIAS se acentúa en el momento actual, en el que los rendimientos de capital han sido muy penalizados ya que pueden alcanzar el 27% de tributación, cuando hace apenas cinco años, antes de la crisis, tributaban al 15%».

Además, como ocurre con los fondos de inversión y los planes de pensiones, el ahorro en un PIAS puede traspasarse a otro PIAS libremente, sin que la entidad pueda aplicar penalizaciones y sin que la operación tenga consecuencias tributarias.

En estos Planes Individuales de Ahorro Sistemático se puede invertir hasta 8.000 euros anuales y 240.000 euros en toda la vida del producto.

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